ESPERA...DESTELLOS A CONTINUACIÓN

enero 03, 2008

La Bestia


Se fue a través de los pasillos del supermercado, arrancando con su presa… desenfundando sangre por todo el lugar, haciéndole saber a la gente presente, que si alguien intentaba moverse correría el mismo destino de aquella víctima. Que yacía sin pudor alguno tiñendo el piso con líquido desde las venas emergido.
Los demás intentaban respirar suavemente, sin alterar el ánimo de aquella bestia, que de algún modo decidió emprenderlas con la humanidad.
Destrozando los pensamientos puros e inocentes que yacen aún intactos en el conciente del ser vivo racional.
La piel se erizaba y el aliento impío del animal que se extendía por las pupilas de los asistentes, se percibía desde varios metros de distancia. Más aquel sudor que emitía, y los bramidos que de vez en cuando, hacían estallar los tímpanos e incluso trizar los ventanales del supermercado.
La interrogante y la incertidumbre, se apoderaba del medio, en el cual las víctimas convivían con aquel extraño monstruo; sacado desde la mejor película de terror psicológico.
Aquella vista asechaba e intimidaba a los adultos y provocaba pesadillas por la eternidad para los niños, que con miradas atónitas por el espectáculo presenciado, aludían estar en una situación de espanto y horror.
El fin de eliminar a estas plagas que se encuentran como cánceres, en el ser vivo con inteligencia y evolución, es desterrar los indicios de una sociedad inculta e inerte en capacidad lógica del tolerante mundo en constante dinamismo.
Cuál es el fin de querer que los pensamientos de un ser humano se alimenten de un mecanismo negligente que busca adaptar las ideas de una evolución que se encuentra al borde del colapso. Por bestias que intentan llamar la atención.
La república constituye el ideal de una sociedad imperante en despertares de luminosidades cerebrales, por lo cual, no creo que sea necesario estar debatiendo temas de trascendencia con tipos inferiores al coeficiente estándar.
Mi arma se empuñó, y en una diagonal perfecta, se encontraba la mira en el lugar preciso. La respiración aunque aún no agitada me impulsaba a mantener el brazo rígido, mi dedo bien ubicado y esperando a que el momento fuese exacto para que la bala recorriera, aquella habitación rodeada de alimentos, sin problema alguno.
Un zumbido hizo que el tiempo se detuviera ante aquella perspectiva evolutiva que presenciaba el acto de la muerte. Una eternidad ver como en pequeños giros se extendían a lo largo de la visual, para incrustarse en los tejidos, de aquella abominación de la naturaleza.
El impacto provocó la histeria, y no detuvo a aquel ser que dotado de una fuerza sobre lo normal, se abalanzara sobre mi cuerpo. Sus garras se posicionaron en mis hombros, y el rugir me hizo saber que nuestros sentidos aún nos queda por evolucionar. Si tuviese la posibilidad de apagarlos en momentos críticos, no dañarían la energía vital que destella por mis pensamientos.
Fue tan fuerte aquel grito lanzado por la bestia enviada desde el averno, que su magnetismo provocó que los cuchillos de las cortadoras de fiambre se abalanzaran sobre sus cuerdas vocales, dejando más de treinta litros de sangre caer por mi cabeza.
La bestia anonadada por tal situación, lanzó sus últimos alientos de lo que quedaba de su voz...
Atravesé la puerta del supermercado, y queriendo despertar de aquella pesadilla, pensaba en que era el último en seguir con mi senda, el que enfrentó al bárbaro que quiso tomar nuestras cabezas y disecarlas, para así obtener una victoria; mediante un trofeo ante su raza. Que en estos momentos intento exterminar.

Carta Hitler a Judío 1941