>>>>Siendo las 20 hrs. o’clock, hice ingreso a Casa Grande, un local simpático en lo que implica a su entorno. Al lado tienes el estacionamiento de Demarco (recolectores de Basura), y si caminas un par de cuadras te encuentras con el balneario Río Claro, sede de muchos eventos carretetilísticos. El local que mencioné en primera instancia cero gracia.
Como todo evento papelero, no falta el desubicado que te habla del trabajo, y que la máquina… y la puesta en marcha… y cuanta paja molida de un proceso murriático. Lo mejor para evadir a estas personas es alejarte. Un cocktail pobre y sin clase:
- Empanadas de mariscos, que de seguro les sobraron de algún evento de fin de semana Santo.
- Brochetas, que se las mandaron a hacer a Don Carlitos, ese mismo señor bajito y pocho que se ubica en la uno sur con doce oriente; que por doscientos pesos te engatusa con ese olor a carne Asada y cuando las pruebas comes solamente grasa.
- Bebidas, Piri cola, ratón cola, o algún nombre extraño de esas bebidas tránsfugas que usan los escolares para amenizar un combinado pobretón.
En fin, malo el comienzo.
Los trabajadores de CMPC orgullosos de su logro obtenido, se miraban los rostros, reían irónicamente y alguna que otra talla rescatable. De pronto, un señor medianamente calvo y con aspecto de gargamel dice: “por favor, acerquémonos a la mesa”. Yo esperando que esta grata invitación, a acomodar mi trasero en una silla blanca junto a una mesa de mantel del mismo color que ésta, fuera mucho mejor que la recepción antes mencionada.
Me equivoqué, y esto fue lo que más me desilusionó: un pedazo de carne grotesca como para un hombre del periodo paleolítico, acompañado de unas papas rancias. El vino nada del otro mundo, hasta un pipeño mucho mejor. En conclusión una comida para dejarte con los suspiros en las amígdalas.
Claro está que toda celebración de record, debe haber un show y que mejor que Chilote Ayala una mala copia de Tito Fernández que siempre es contratado para éstas ocasiones, para palanquear a los jefes, a los operadores, y al que pille descuidado. Sin embargo, cada talla, cada paya, cada canción de este tipo que se hace llamar folclorista las repite en cada celebración, quisiera empapelar a este defecto del folclor pero no vale la pena, igual le pagaron.
También había una banda que tocaba música de fondo, pero una mala música. La idea de “celebración” tiene varios patrones para divertirse, pero quién se entretiene con música de los Ángeles Negros, y el típico corito PUERTO MOOOOONTT, PUERTO MOOOOONTT. Aburre.
Esto se esta alargando demasiado, me fijé en muchos detalles pero me llevaría horas relatar cada uno. Y todo no fue tan malo, los escotes se lucieron.
Conclusión: Esta es una celebración de puros viejos ¡”(/#=!)#(/!=#)/#=)!/#.
Y no voy más.<<<<